jueves, 27 de agosto de 2015

About learning assessment in MOOCs


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Photo courtesy of StoryGuru - Yang-May Ooi in Flickr

Exams are part of the formative evaluation in the learning process to help learners build and verify the mastery of certain skills. Demonstration of a competence, however, can only happen in authentic situations where the learner gives evidence of the skills that have been developed.

From the connectivist perspective, MOOCs were imagined to create learning communities: bring together people interested in the same topic to exchange ideas and resources, get to know each other, catch up with recent literature, connect nodes, create networks, and depending on the cohesion and confidence that could emerge, even start projects together. When certification is associated with MOOCs, deeper assessment systems need to be taken into account that involve collecting evidence from authentic contexts, plus something that to me is very important: carefully following the thinking process of the learner via conversations and personal recordings in journals and similar tools. Metacognitive exercises with the close guidance of the facilitator is what generates new connections of schemas and attitude transformation.

I tend to think that part of the failure in formative models is due to the idea of reaching scalability. I do not think that education can happen massively. What we can do is disseminate ideas and information massively. To me, MOOCs are tremendously important to support global development: they give the opportunity to learn to anyone interested in it. For professionals with limited resources, this opportunity is immensely valuable. The diploma that participants get at the end of a MOOC is a nice reward for completing assignments; however, the true value of participating in a MOOC for someone whose genuine goal is to learn relies in everything that was gained in terms of new ideas generated through illuminating readings and videos, contacts with people who have common interests, practical learning through the experience of peers, synergy between personal skills and those of others, etc. A formal certification of the learning that was achieved in a MOOC needs the close assessment of a teacher who analizes the publications of the learner, helps the learner correct schemas when necessary and carefully reviews the evidence of the learning that is happening.

I believe teachers may be substituted in many moments of the learning process; however, there are still critical moments when teachers will always be irreplaceable.


domingo, 19 de julio de 2015

Centrar el aprendizaje de las TIC en el "ser"

TIC como medio para Ser
El 23 de junio, en coincidencia con el Día del Maestro en Guatemala (24 de junio) se realizó en la Universidad del Valle de Guatemala, el 4o. Congreso de Educación: Soy agente de cambio, ¿y tú? 

Ese día, tuve la oportunidad de compartir con un grupo de colegas docentes mis reflexiones acerca de la manera como empieza reorientarse el aprendizaje de las TIC. Esa reflexión intentó ser una invitación para convertirse en agentes de cambio utilizando las TIC con mucho más sentido para el desarrollo del ser de los estudiantes.

Me dio mucho gusto ver los gestos de los colegas asintiendo sobre el valor de formar valores y saberes trascendentes. Reconocimos juntos que utilizar la tecnología en el aula para reproducir contenido es inútil y que lo que interesa es aprovecharla para desarrollar hábitos de diálogo, reflexión y aprendizaje permanente e independiente.

Agradecí a quienes compartieron libremente la manera como están aprovechando las TIC dentro del aula para conectar a los estudiantes con fuentes externas, propiciar la discusión activa en equipo y producir materiales digitales que recogen interpretaciones personales de lo que se observa.

Este artículo, "Aprender a usar las TIC desde el pilar del "Ser", recoge las principales ideas compartidas ese día; a continuación incluyo la presentación:



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¡El reto es ayudar a descubrir las posibilidades de las TIC para crecer y ser mejores!


*Imagen adapatada a partir de la imagen original cortesía de Freepik.com

viernes, 9 de enero de 2015

No podemos compararnos, aunque sí podemos compartir aspiraciones

Imagen cortesía de picaidol en Pixabay

Así como cada persona es diferente y única, las comunidades y las naciones también lo son. No podemos compararnos, aunque sí podemos compartir aspiraciones comunes.

A finales del 2014, una amiga compartió el artículo Aprender a leer en una escuela sin libros de Sebastián Escalón que motivó que escribiera estas líneas.

Pienso que las pruebas estandarizadas permiten tomar una instantánea de cómo las niñas, los niños y los jóvenes están alcanzando el mínimo de saberes, pero no podemos compararnos entre naciones y emitir juicios sobre las calificaciones porque las realidades de los maestros y los estudiantes son muy diferentes en unas y en otras.

En países como el mío, Guatemala, muchos niños tienen que asumir responsabilidades de adultos por la dinámica familiar que les toca vivir. La aspiración lógica es que esos niños disfruten de su niñez; jueguen, aprendan y se preparen para la vida con libertad. Pero eso no es lo que viven, y mientras trabajamos para alcanzar el ideal, tenemos que buscar maneras de que puedan desarrollarse de la mejor manera en la realidad que no podemos negar. Necesitamos buscar formas para que las niñas y los niños aprendan cumpliendo con las responsabilidades de adulto que les ha tocado vivir y que a pesar de su interferencia con lo que desearíamos que estuvieran haciendo a su edad, es aproveche el aprendizaje que están logrando en otros aspectos igualmente importantes que les forman para la vida.

Por conveniencia, en educación hemos estado forzando que un mismo modelo sirva para todos, pero eso nos daña más que ayuda.

En educación superior, sucede una situación similar. La certificación de las universidades es un distintivo de calidad y probablemente una clave valiosa de diferenciación. En mi país, la licenciatura ha sido el grado académico que los profesionales hemos obtenido al graduarnos de la universidad luego de cinco años de formación. Con una licenciatura, los profesionales podemos insertarnos en el mercado laboral y aunque no lo sabremos todo, al graduarnos estamos formados con lo mínimo para seguir aprendiendo en el trabajo. Esos cinco años de practicar a ser profesionales con pares y expertos nos ofrecen oportunidades para madurar y aprender a pensar como profesionales y empoderarnos para trabajar. Los profesionales jóvenes que trabajan hacen aportes importantes en el servicio a los demás y en su propio crecimiento. Al reducir los años de formación se reduce el tiempo de intercambio con pares y expertos que desarrolla competencias profesionales críticas para poder levantar el vuelo como trabajadores.

Al tratar de compararnos y equipararnos con instituciones de realidades diferentes, dejamos de ver las necesidades de nuestra propia realidad y perdemos la oportunidad de construir un camino mejor cimentado hacia la aspiración compartida: la profesionalización constante. 

Finalmente, observo que compartirmos con las instituciones de otras latitudes la aspiración por la dignificación de la carrera magisterial a través de una verdadera profesionalización, pero nuevamente vale la pena ser conscientes de que las realidades de las naciones son diferentes. Nuestros jóvenes en Guatemala necesitan insertarse en la vida laboral a muy temprana edad. Algunos al terminar el diversificado; y muchos, incluso sin haberlo cursado. Lo ideal es que puedan dedicar tiempo completo a su formación académica en la juventud, pero creo que también puede reconocerse valor en que al trabajar aprendan a aportar a la sociedad, a administrarse con independencia y hasta contribuir con el ingreso familiar. El reto es que la formación secundaria les ayude a desarrollar las competencias que les empoderen para trabajar y aprender en el trabajo, así como mientras trabajan. Es decir, que tengan la oportunidad de servir en un espacio laboral y aprovechar cada oportunidad de aprendizaje desde ahí, así como de administrar su tiempo para aprender desde la academia.

Nuevamente, adoptar el mismo modelo para todos será contraproducente, se necesitan modelos diferentes para atender realidades y necesidades diversas y eso sí, alcanzar aspiraciones comunes.